Cuando quedaba poco para que terminara 2018, el PMA estaba cubriendo necesidades alimentarias urgentes en siete situaciones de emergencia del más alto nivel en Bangladesh, Nigeria, la República Democrática del Congo, el Sahel, Siria, Sudán del Sur y el Yemen. Mientras estas operaciones atraían atención y financiación de todas partes del mundo, también proseguimos nuestro trabajo en otros países que se enfrentaban a crisis y movilizamos recursos para responder a las necesidades en el Afganistán, Malí, la República Centroafricana o los países de América del Sur afectados por las migraciones procedentes de Venezuela.
La asistencia humanitaria a los refugiados rohinyás en Bangladesh fue vital para centenares de miles de personas que habían huido de la vecina Myanmar. Aunque las condiciones siguen siendo muy difíciles para casi un millón de refugiados que viven en los campamentos alrededor de Cox’s Bazar, en 2018 se logró una cierta estabilidad. El PMA sigue proporcionando cupones electrónicos a los refugiados para que puedan comprar alimentos en las tiendas. La malnutrición infantil se redujo casi a la mitad en un año y los ingenieros y especialistas en logística del Programa ayudaron a preparar los campamentos para que las vidas y las infraestructuras estuvieran menos expuestas al peligro representado por los monzones. Tras una fase inicial de emergencia que duró más de un año, ahora el PMA se ocupa también de atender las necesidades a más largo plazo en los campamentos.
personas recibieron mensualmente asistencia alimentaria
es el porcentaje de reducción de la malnutrición infantil (del 24 % al 11 %)
semanas para construir un puente de importancia vital para abastecer el campamento de Kutupalong (una obra de este tipo suele requerir 8 meses de trabajo)
La inseguridad alimentaria siguió afectando a la República Democrática del Congo en 2018 como consecuencia de décadas de conflictos interétnicos, inseguridad, desplazamientos masivos de población y pobreza extrema. El número de personas que sufren hambre extrema se duplicó en 2018 hasta llegar a los 13,1 millones. El PMA afrontó esta situación ampliando la escala de sus operaciones para llegar a prestar asistencia a un número récord de personas (5,2 millones). Sin embargo, las importantes diferencias entre las necesidades del país y la financiación disponible supusieron un gran reto, al que se añadió la epidemia de ébola, que complicó aún más la situación de crisis humanitaria.
millones
de personas recibieron asistencia
personas fueron atendidas durante el brote de ébola
personas recibieron asistencia nutricional
En el primer semestre de 2018, la situación mejoró en el noreste de Nigeria por lo que se refiere a la seguridad y al hambre. El PMA pudo reducir las distribuciones generales de alimentos y pasar a realizar actividades generadoras de ingresos para los beneficiarios. Sin embargo, a finales de 2018 el recrudecimiento de los enfrentamientos volvió a causar penurias y desplazamientos de población y puso en peligro la prestación de asistencia. Además de la asistencia alimentaria para salvar vidas, el PMA proporciona suministros para ayudar a los refugiados a ser autosuficientes, en especial promoviendo medios de subsistencia que respeten el medio ambiente y proyectos centrados en las mujeres.
millones
de personas recibieron asistencia
(cifras mensuales máximas)
mujeres y niños recibieron tratamiento contra la malnutrición
(cifras mensuales máximas)
hogares de comunidades de acogida y personas desplazadas internamente con acceso a la tierra recibieron semillas para sembrar de cara a la temporada de escasez
La suma de problemas económicos, variabilidad climática y enfrentamientos armados hacen del Sahel una de las regiones más inestables del mundo. La población afectada por la inseguridad alimentaria alcanzó los 5 millones de personas con la llegada de la temporada de escasez de alimentos, a principios de 2018. El PMA puso en marcha una intervención en cinco países para afrontar preventivamente esta situación a través de lo que se ha dado a conocer como el “triple nexo”: la interdependencia entre la acción humanitaria, la asistencia para el desarrollo y la consolidación de la paz. Las iniciativas de socorro se vincularon a programas que involucraron a las comunidades locales en la recogida de agua para riego y la recuperación de tierras degradadas, produciendo al mismo tiempo efectos beneficiosos en las esferas de la salud, la educación y los medios de subsistencia.
millones
de personas se beneficiaron de proyectos de fomento de la resiliencia en cinco países (Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger)
millones
de personas recibieron asistencia alimentaria y nutricional de emergencia durante la temporada de escasez de alimentos
Casi toda la breve historia de Sudán del Sur como país independiente está marcada por el conflicto. La violencia —muchas veces extrema y perpetrada también contra civiles— ha mantenido al país entre los países cuyo PIB per cápita es entre los más bajo del mundo. Aunque en 2018 no se repitieron los episodios de hambruna del año anterior, la inseguridad alimentaria siguió siendo generalizada. Más de la mitad de la población de Sudán del Sur —de 11 millones de personas— dependía de la ayuda internacional para sobrevivir, pero el PMA utilizó parte de esta asistencia para ayudar a la población a adquirir mayor resiliencia para el futuro. Puesto que sigue habiendo necesidad, el Programa procura sacar el máximo partido de cada dólar disponible y ha logrado incrementos de eficiencia en su cadena de suministro por un valor de 50 millones de dólares aumentando el transporte terrestre y fluvial.
millones
de personas recibieron asistencia
hogares recibieron alimentos a cambio de la reconstrucción de los activos comunitarios
toneladas de alimentos se enviaron al país
Tras siete años de conflicto civil, en 2018 el Gobierno recuperó vastas porciones del territorio nacional que estaban en poder de grupos opositores. Las operaciones militares provocaron aún más desplazamientos de población: se calcula que hay 12 millones de personas desplazadas dentro y fuera de las fronteras del país. Para la mayor parte de los sirios, la vida, en el mejor de los casos, sigue siendo precaria. Estabilizar el estado nutricional de tantas personas en seis países diferentes, incluida su patria, resulta extremadamente costoso; para conseguirlo, cuando millones de sirios regresen a su lugar de origen, se necesitará un nivel de financiación sostenible a largo plazo.
millones
de personas recibieron asistencia alimentaria del PMA en el interior de Siria
millones
de refugiados sirios fueron atendidos en Egipto, el Iraq, Jordania, el Líbano y Turquía
personas se han beneficiado desde 2016 de proyectos del PMA para la producción de alimentos y la capacitación en oficios
El conflicto interno que vive Yemen mantiene al país al borde del abismo. En 2018 el país sufrió dos importantes crisis que agravaron la situación de hambre en el país: la economía se ha depauperado debido a una gran devaluación de la moneda y centenares de miles de personas más se han visto desplazadas por la intensificación de los combates en la gobernación de Al Hudayda. Aunque los mercados de las ciudades pueden estar bien abastecidos, la combinación del aumento vertiginoso de los precios, la falta de oportunidades de subsistencia y el hecho de que muchos funcionarios no hayan recibido su salario hace que muy pocas personas tengan medios para alimentarse. De una población de 28 millones, alrededor de 17 millones —una proporción altísima— pasaron hambre en 2018, y la cifra llegó a los 20 millones a finales de año.
millones
de personas recibieron asistencia por término medio cada mes
familias de nuevos desplazados internos fueron asistidas desde junio hasta diciembre
toneladas de productos alimenticios —entre los cuales aceite vegetal enriquecido, trigo, azúcar y legumbres secas— fueron importadas
Proceder a: