Asistencia Alimentaria por Activos

La población más vulnerable del mundo suele vivir en entornos degradados, en que los recursos son escasos y el riesgo de desastres, alto. Durante años, WFP ha trabajado para enmarcar la asistencia alimentaria humanitaria en una estrategia a más largo plazo que reduzca el hambre y fomente la resiliencia. Nuestra iniciativa Asistencia Alimentaria por Activos ofrece alimentos, cupones o efectivo a cambio de la construcción o la rehabilitación de servicios públicos: escuelas, carreteras, puentes o pozos.

Comidas escolares

Las comidas escolares (y las comidas para llevar a casa para los niños en edad escolar) son una contribución distintiva de WFP destinada a reducir el hambre y promover la resiliencia. En muchos casos, las comidas escolares que nosotros proporcionamos son los únicos alimentos a los que tienen acceso los niños. Gracias a esta iniciativa, los niños permanecen en las aulas (sobre todo las niñas) y alivian la presión de las familias. Constituyen un valor añadido en la inversión en educación y fortalecen los países a largo plazo, mediante el fomento de la productividad y el crecimiento. Cuando los productos los proporcionan los agricultores locales en el marco del programa de "alimentación escolar con productos locales", el impacto económico es inmediato.

Falta de liquidez, semillas o herramientas de calidad; pérdidas posteriores a la cosecha y acceso limitado a los mercados: todo ello atrapa a las pequeñas explotaciones agrícolas en un ciclo de baja productividad. Creada por WFP, la Farm to Market Alliance (FtMA) es un consorcio de instituciones orientadas a la agricultura y agroindustrias: tiene por objeto ayudar a los pequeños agricultores a escalar en la cadena de valor, a encontrar puntos de venta para su producción y pasar de un modelo de subsistencia a un modelo comercial.

Transferencias de efectivo

Cuando los mercados funcionan bien, las transferencias de efectivo facilitan a las familias medios suficientes para cubrir sus necesidades básicas. En forma de billetes, dinero electrónico o crédito en el móvil, y entregado mediante cupones o tarjetas de débito, el efectivo representa una parte cada vez mayor de la asistencia de WFP. Ofrece a los hogares opciones entre las que elegir. Puede estimular los mercados locales y reducir los costos de adquisición y transporte. La distribución de efectivo, en otras palabras, podría suponer un ahorro, al tiempo que ofrece valor tanto a los donantes como a las personas necesitadas.

El objetivo de lograr sociedades que gocen de seguridad alimentaria requiere un programa que transforme las relaciones de género. Esto es fundamental en la política y las prácticas de WFP. Cuando prestamos apoyo a las pequeñas agricultoras; protegemos a las beneficiarias de la violencia de género; implicamos a los hombres en las responsabilidades nutricionales; permitimos a las niñas terminar sus estudios; o cuando promovemos la participación de las mujeres en gestión familiar de los alimentos, lo hacemos con el objetivo de lograr un acceso equitativo a los alimentos.

También en el contexto interno, pretendemos alcanzar la paridad de género entre el personal, de conformidad con la Estrategia para todo el sistema de las Naciones Unidas refrendada por el Secretario General de las Naciones Unidas en agosto de 2017. El análisis actual sugiere que hay un margen de mejora importante, pus las mujeres siguen sin estar suficientemente representadas en los "puestos de poder" que tradicionalmente se asocian al empleo masculino.

Si queremos tener la mínima oportunidad de lograr el Hambre Cero, no podemos dejar de adaptar nuestra estrategia: ha llegado la hora de buscar las mejores formas de ofrecer seguridad alimentaria al mayor número de personas, empezando por los más rezagados. En WFP, el cambio tecnológico basado en los datos y la reinvención digital constituyen cuestiones de principios y necesidades operativas. Los drones se están convirtiendo en nuestros aliados analíticos; el blockchain, en el método de entrega preferido; y el intercambio de conocimientos, en un instrumento de empoderamiento estratégico. Las inversiones en innovación están dando sus frutos y, en gran medida, podrían contribuir a objetivos de desarrollo más amplios. SCOPE (la plataforma de WFP diseñada para gestionar las identidades digitales y la asistencia que se proporciona a los particulares) se presenta como una solución para una comunidad humanitaria más amplia. Permite a otras organizaciones gestionar su propia asistencia y ayuda a los gobiernos a implementar sus actividades de protección social.

Al abogar por la seguridad alimentaria, WFP también considera que la promoción de nuevas perspectivas es parte de su misión. En 2017, creamos un índice que tiene por objeto cuantificar cómo de asequibles o inasequibles son los alimentos básicos en varios países en desarrollo, en paridad de poder adquisitivo en los países desarrollados. En algunos casos, los resultados son extremos: ponen de manifiesto las desigualdades mundiales en el acceso a los alimentos.

Explotar las alianzas

El desarrollo sostenible es mucho más que una suma de programas de desarrollo independientes. En WFP, la alianza, según se establece en el ODS 17, es un concepto operacional básico desde hace mucho tiempo. Sin alianzas, no podríamos ofrecer muchos de los servicios alimentarios en más de 80 países; sincronizar nuestra asistencia alimentaria con otras iniciativas vitales y de desarrollo; fomentar la capacidad, tanto a escala interna como entre los gobiernos receptores, ni aplicar nuestra visión inclusiva, que pretende implicar a los grupos de la sociedad civil de todos los países en la consecución del Hambre Cero.

Las necesidades humanitarias están aumentando mucho más rápido que los fondos disponibles; en el caso de WFP, pese al pico de contribuciones de los donantes en 2017, habríamos necesitado un 50% más para evitar la dolorosa priorización. Hemos luchado para que el dinero llegara más lejos. Aun así, las raciones de algunos beneficiarios se redujeron a la mitad; se dio prioridad a algunas familias sobre sus vecinos; y algunos proyectos se interrumpieron totalmente. La base de donantes sigue estando muy concentrada, pues una parte importante procede de grandes países desarrollados y de la Unión Europea. Se están haciendo muchos esfuerzos para diversificar las fuentes de financiación y aumentar las contribuciones del sector privado, así como las individuales. En 2017, la financiación flexible o "no condicionada", que permite a WFP asignar los fondos donde más se necesitan, alcanzó proporcionalmente su nivel más bajo en 20 años.