Las expectativas son muy altas en vista de las seis emergencias de categoría superior de finales de 2017. Hemos trabajado mucho para estar a la altura de ellas, en las inundaciones y en las sequías, durante los conflictos y en tiempos de paz, y ante los desastres naturales y causados por el hombre. Y lo hemos hecho con una profunda preocupación por el desarrollo a largo plazo.
Mapa de los territorios clasificados en 2017 como emergencias de nivel 3.
Bangladesh
La asediada comunidad rohingya, en Myanmar, sufrió una situación de violencia extrema en 2017,escrita por los funcionarios de derechos humanos de las Naciones Unidas como una "limpieza étnica".
Los abusos desataron una crisis humanitaria en torno a la frontera de Bangladés, donde miles de personas buscaron refugio en los campamentos próximos a la ciudad de Cox’s Bazar y en sus alrededores.
En este contexto, uno de los más difíciles y duros del mundo, WFP y sus asociados proporcionaron alimentos, servicios básicos e infraestructuras esenciales.
*Otras 115.000 personas recibieron asistencia en el centro de Rakhine (Myanmar)
República Democrática del Congo (RDC)
En 2017, la hasta entonces pacífica región de Kasai se unió a Kivu y Tanganica, convirtiéndose en la última víctima de la crisis política en la República Democrática del Congo.
Los conflictos, en los que participan efectivos militares ordinarios y milicias locales, desplazaron a gran parte de la población a los bosques. Los agricultores abandonaron sus tierras debido a la oleada de asesinatos y atrocidades cometidos en la zona.
Sin presencia inicial sobre el terreno, con poco acceso y financiación escasa, el WFP luchó con todas sus fuerzas, en colaboración con los organismos de las Naciones Unidas y las ONG, para proporcionar alimentos a los desplazados, atender a los niños con malnutrición y facilitar el regreso de los agricultores.
*Solo en Kasai
Nigeria (nordeste)
Aunque disminuyeron, los enfrentamientos y la inestabilidad continuaron asolando algunas partes de los estados del nordeste de Nigeria en 2017.
Un Boko Haram debilitado y disperso conservó su capacidad de aterrorizar a los civiles, mantuvo a muchos de ellos lejos de sus hogares e impidió el acceso a las zonas más remotas.
Un Boko Haram debilitado y disperso conservó su capacidad de aterrorizar a los civiles, mantuvo a muchos de ellos lejos de sus hogares e impidió el acceso a las zonas más remotas.
Sudán del Sur
En el país más joven y pobre del mundo, los conflictos han tenido graves consecuencias en las vidas, la seguridad y los medios de subsistencia de las personas.
Con los mercados de alimentos cerrados y la producción alimentaria diezmada por largos periodos de sequía, la hambruna se propagó en dos condados del estado de Unidad a principios de 2017. En otros lugares, la hambruna pudo evitarse gracias a la a afluencia masiva de asistencia de WFP y de otros organismos.
El país sigue estando en la cuerda floja: más de la mitad de la población lucha por alimentarse. En algunas zonas, el difícil acceso hace del lanzamiento aéreo de alimentos la única opción posible.
Siria (y refugiados en el extranjero)
En 2017, igual que en años anteriores, WFP lanzó un salvavidas a millones de sirios.
A medida que los frentes del terrible conflicto se sucedían, nosotros seguimos trabajando, cuando el acceso lo permitía, en distintas regiones y zonas sitiadas, donde la supervivencia de muchos dependía directamente de nosotros.
WFP también prestó apoyo a las comunidades mediante comidas escolares y estímulos económicos, como la rehabilitación de panaderías y la producción local de nutritivas barritas de dátiles. Millones de refugiados sirios recibieron nuestra asistencia en Egipto, Iraq, Jordania, el Líbano y Turquía.
Yemen
Tres años de conflicto han llevado la amenaza de la hambruna a la que ya era la región más pobre del país. Dos tercios de la población, de 30 millones de habitantes, padecen hambre; y su tercio, hambre aguda.
Durante todo el año pasado los puertos esenciales del Yemen conocieron estrictas restricciones de acceso; en noviembre, el puerto más grande, Hodeida, quedó totalmente bloqueado. Los precios de los alimentos se dispararon. Se desató una epidemia de cólera. WFP, viendo coartada su capacidad de prestar asistencia (algunas veces en forma de cupones para alimentos), defendió vigorosamente el fin de los combates como única forma de salvar aYemen del abismo.
En Iraq, que también sufrió intensos combates en 2017 cuando las tropas del Gobierno recuperaron el territorio perdido a manos de los insurgentes, se elevó el estado de emergencia al nivel 3, y así se mantuvo durante parte del año. Más tarde, volvió a clasificarse como emergencia de nivel 2, el segundo nivel más alto. Se incluyeron también en esta categoría las crisis en elCuerno de África, la República Centroafricana, Libia, Malí y Ucrania*, con sus correspondientes presiones financieras para WFP.* A principios de 2017 concluyó una emergencia de nivel 3 declarada para varios países que logró reducir con éxito los efectos de la sequía en África Meridional.