Estos últimos años han estado marcados por un intenso proceso de transición: la recrudescencia del conflicto y la inestabilidad han coincidido con una fuerte reducción de la pobreza extrema. Pero los resultados globales revelan solo parte de la realidad. El progreso inclusivo debe medirse por el alcance en el que todas las vidas humanas se ven liberadas de la pobreza y el hambre. En 2016 —quizá más que nunca anteriormente— nos centramos en los lugares más apartados con el propósito de asegurar que todas las personas y todas las familias dispusieran realmente de alimentos para llevar a la mesa.

Comidas escolares

En países pobres, las comidas escolares son a menudo la única comida que un niño recibe. Una buena nutrición durante la infancia redunda en mayor asistencia escolar, mejores resultados escolares, mayor productividad industrial y menor presión en los sistemas sanitarios. Estudios llevados a cabo por el PMA han permitido establecer que los países africanos pierden cada año nada menos que el 16,5 % de su PIB potencial a causa de la malnutrición infantil. Las comidas escolares, que constituyen a un tiempo una red de seguridad social y un factor impulsor del desarrollo, cambian la vida de las personas, las comunidades y los países.

Efectivo para comprar alimentos

En 2016 seguimos la tendencia de suministrar a las personas dinero en efectivo para que ellas mismas compraran sus alimentos allí donde hubiese mercados en funcionamiento y las condiciones generales fueran favorables. Es una opción que permite mayor elección y facilita el acceso a una dieta más variada, además de promover el comercio y los servicios locales. El año pasado el PMA se convirtió en el mayor proveedor de asistencia en efectivo de toda la comunidad de ayuda humanitaria. Esta modalidad creció considerablemente durante todo 2016, tanto en volumen global como en su proporción con respecto a la cartera de proyectos del PMA. Por otra parte, a los beneficios del uso de efectivo vino a sumarse el uso creciente del crédito por telefonía móvil o de los cupones electrónicos.

Fomento de la resiliencia y reducción de riesgos

Uno de los objetivos del PMA es no tener que prestar asistencia a las mismas personas año tras año. Aparte de las intervenciones de emergencia, hoy sentamos las bases para prevenir crisis mañana. Proporcionamos alimentos a las comunidades para incentivarlas a construir o reparar activos duraderos, como escuelas, carreteras, puentes y otras infraestructuras esenciales. En nuestros proyectos procuramos tener en cuenta el futuro aumento inevitable de los episodios de sequía, las inundaciones y otros desastres naturales se sucederán con mayor frecuencia. Trabajamos para lograr prácticas agrícolas y sistemas de producción de alimentos que sean resistentes al cambio climático.

Fomento de las capacidades

Si nos proponemos realmente no tener que prestar asistencia a las mismas personas un año tras otro, debemos reducir su dependencia de la asistencia externa. Nuestros diferentes proyectos de fomento de la resiliencia contribuyen a lograr precisamente eso. Además, colaboramos con los gobiernos para que, en su momento, puedan atender por sus propios medios las necesidades de sus ciudadanos en las esferas de la alimentación y la nutrición. En 2016 compartimos aptitudes, competencias y capacidades técnicas en gran escala y seguimos adaptando nuestra oferta a contextos nacionales y sistemas alimentarios muy diferentes entre sí.