En 2024, la incesante demanda de ayuda humanitaria se intensificó aún más, puesto que diversos conflictos nuevos y prolongados, desastres más frecuentes, la volatilidad económica y la inflación persistente agravaron unas tasas de hambre crecientes en muchas regiones del mundo. El WFP se puso al frente de la respuesta mundial a estas necesidades urgentes y prestó asistencia a 124 millones de personas. Nuestros valerosos equipos de primera línea superaron obstáculos y riesgos inmensos para su seguridad con el fin de atender a los civiles atrapados en numerosos conflictos y prestarles asistencia vital.
La ayuda de nuestros donantes desempeñó asimismo un papel crucial. El WFP recibió contribuciones por valor de 9.800 millones de dólares EE. UU., que permitieron a nuestros equipos responder a las grandes emergencias y fomentar la resiliencia en las comunidades más vulnerables. Además, llevamos a cabo un ambicioso programa de eficiencia y reforma para garantizar que cada dólar invertido tuviera el mayor impacto posible. De esta forma el WFP estuvo en condiciones de avanzar en el nuevo y complejo panorama a que se enfrenta todo el sector humanitario y, al mismo tiempo, seguir cumpliendo con su misión.
La razón de ser del WFP es llevar esperanza allí donde no la hay, gracias a la dedicación de los hombres y las mujeres de nuestro equipo global, que son fuente de inspiración para todos nosotros. Con todo, los riesgos y peligros que nuestro personal debe enfrentar no dejan de crecer. La familia del WFP hubo de recordar esta dolorosa realidad y lamentar la pérdida de cuatro miembros de nuestro equipo: Benjamin Longit, Mubarak Karbous, Ahmad Musa (los tres en el Sudán) y Mareng Dau Peter Maker (en Sudán del Sur). Los trabajadores humanitarios no son ni deben ser jamás un objetivo. En el WFP haremos cuanto esté en nuestra mano para apoyar y proteger a nuestros equipos.
2024 fue un año difícil que puso a prueba al WFP en muchos sentidos. A pesar de ello estoy sumamente orgullosa, porque esas dificultades sacaron lo mejor de nuestro equipo global y alimentaron el espíritu humanitario que guía nuestro trabajo. Estamos dispuestos a afrontar el futuro y a aprovechar todas las oportunidades que se nos vayan presentando, sacando partido ante todo del enorme potencial de la tecnología, la innovación y el sector privado, con el que estableceremos nuevas y ambiciosas asociaciones para movilizar recursos y fortalecer las operaciones.
Con el respaldo y la amistad de nuestros donantes y asociados, seguiremos trabajando sin descanso al servicio de las poblaciones vulnerables a las que todos nosotros procuramos prestar asistencia.
Cindy H. McCain
de personas atendidas
(66,8 millones, mujeres
y 57,6 millones, hombres)
de ellas recibieron asistencia de emergencia
de raciones diarias entregadas
de personas atendidas con programas de prevención y tratamiento nutricionales
de toneladas de alimentos distribuidos
en contribuciones recibidas
(que permitieron atender el 54 % de las necesidades)
En el Sudán, el WFP amplió sus intervenciones en zonas donde la hambruna constituía una amenaza o donde ya se había confirmado, con el fin de evitar que siguiera extendiéndose. En esos lugares, prestamos asistencia alimentaria a más de 800.000 personas, pese a que se estaban registrando los enfrentamientos más violentos de todo el país.
En el Estado de Palestina, el WFP permaneció sobre el terreno y cumplió su deber a pesar del persistente conflicto y de las restricciones de acceso que en ocasiones hicieron casi imposible nuestro trabajo. Atendimos a 2,1 millones de personas (1,9 millones de ellas en Gaza), aunque con la asistencia se vio drásticamente reducida.
En Haití, donde la inseguridad siguió aumentando y provocando desplazamientos masivos, el WFP fue uno de los contados organismos con capacidad y acceso para prestar asistencia en gran escala; así logró atender a 2 millones de las personas de entre las más vulnerables. También conseguimos garantizar un acceso sin precedentes a varias zonas controladas por grupos armados y prestamos asistencia vital a 257.000 personas en algunas zonas de Puerto Príncipe.
En la República Democrática del Congo, donde el conflicto y los fenómenos meteorológicos extremos provocaron inseguridad alimentaria y desplazamientos, ampliamos enormemente las operaciones de emergencia en la zona oriental. Así pues, triplicamos el número de personas a quienes prestamos asistencia alimentaria: de una media de 400.000 personas en mayo de 2023 a 1,3 millones en 2024. A pesar de todo, el grave déficit de financiación obligó al WFP a decidir quiénes recibirían comida y quiénes no.
de alimentos suministrados por el WFP
de esos alimentos se compraron en la misma región donde se distribuyeron
El pequeño Ahmed lleva días sin comer como es debido. El día en que consigue algo que llevar a la boca está de suerte. Como tantas otras personas en el campamento para desplazados internos de Zamzam, una de las zonas del Sudán en las que se confirmó la situación de hambruna en 2024, Ahmed, sobrevive con la pasta que se desecha en la producción de aceite de maní.
Ahmed y sus tres hermanos son huérfanos y ahora luchan por salir adelante solos, tras perder a sus padres en la guerra del Sudán. Los embates del hambre, el miedo a la violencia y la lucha por la supervivencia se han convertido en su día a día desde que estalló el conflicto hace casi dos años.
A lo largo de 2024 el WFP adoptó un enfoque proactivo y anticipatorio frente a los desastres inminentes, tratando de atenuar su impacto en las comunidades vulnerables y de reducir la amplitud y el costo de la respuesta humanitaria.
Ayudamos a 8,6 millones de personas enviándoles mensajes de alerta temprana y a más de 1,3 millones con transferencias de efectivo antes de que se produjeran 12 fenómenos meteorológicos extremos, como ciclones, inundaciones y sequías, en 13 países.
La financiación que destinamos a la gestión del riesgo de desastres ayudó a las comunidades afectadas por la sequía provocada por El Niño en toda África Meridional. En Madagascar, Zambia y Zimbabwe, más de 6,1 millones de dólares en indemnizaciones permitieron a 577.000 personas reconstruir sus medios de vida y sus hogares.
Cuando el ciclón tropical Gamane azotó Madagascar en marzo de 2024, la prefinanciación otorgada permitió prestar asistencia rápida para salvar vidas a más de 72.000 personas de zonas remotas a las que antes no se podía acceder, y agilizar la distribución en comparación con temporadas anteriores.
Los medios de vida son esenciales para aumentar la resiliencia de las personas a las perturbaciones. En 2024, el WFP ayudó a 20,4 millones de personas a dotarse de unos medios de vida más resilientes como forma de mejorar su seguridad alimentaria y su nutrición. También ayudó a 1,9 millones de pequeños agricultores de 51 países a mejorar la gestión posterior a la cosecha y a integrarse en los mercados.
a los que el WFP ayudó a mejorar su sistema nacional de protección social
de 24 países recibieron asistencia gracias al aumento de la cobertura de los sistemas de protección social
Cuando una crisis estalla, normalmente lo que mata no es la falta de alimentos: sino la malnutrición, que es la responsable de la mitad de los casos de mortalidad infantil y el 20 % de los de mortalidad materna. Por eso, el trabajo del WFP consiste en prestar la máxima atención a los niños pequeños y a las mujeres embarazadas y lactantes, o sea, a quienes tienen las mayores necesidades nutricionales.
En 2024 el Programa prestó servicios vitales de prevención y tratamiento de la malnutrición a 21,4 millones de mujeres y niños de 20 países afectados por crisis. Sin embargo, sigue habiendo una gran brecha entre los recursos y la creciente y urgente demanda de asistencia nutricional.
El WFP también elaboró planes para maximizar la prestación de apoyo nutricional a madres y niños utilizando nuestros programas de distribución de alimentos, comidas escolares y protección social para llegar a las personas más vulnerables desde el punto de vista nutricional. Así aprovechamos nuestra ventaja comparativa como primer proveedor mundial de asistencia alimentaria, conscientes de que una buena nutrición es clave para salvar vidas, al tiempo que da a los niños la posibilidad de aprender y a los adultos de llevar una vida saludable y productiva.
Frente a las numerosas emergencias, en un momento de grandísima demanda y de recursos cada vez más reducidos, era indispensable una respuesta eficiente y coordinada. El WFP hizo posible un esfuerzo colectivo para poner en común conocimientos especializados y reducir el riesgo de duplicación.
El Programa proporcionó servicios relacionados con la cadena de suministro —desde almacenamiento y transporte hasta adquisición de alimentos y combustible— a 145 clientes, y gestionó 456.583 toneladas de mercancías por cuenta de otras organizaciones humanitarias y Gobiernos.
Como organismo principal del módulo mundial de logística, el WFP garantizó la entrega de más de 64.589 toneladas de artículos de socorro humanitario que se necesitaban urgentemente en zonas de alto riesgo, como Burkina Faso, Sudán del Sur y Ucrania. La colaboración con empresas como Agility, Airbus, DP World, Maersk y UPS hizo posibles los puentes aéreos, el apoyo con helicópteros, el almacenamiento y entrega de productos refrigerados y la ampliación de los almacenes.
La Red de Depósitos de Respuesta Humanitaria de las Naciones Unidas, cuya gestión está a cargo del WFP, contribuyó a facilitar el acceso y ampliar la cobertura en lugares como Gaza y el Chad pasando de las entregas por vía aérea a las entregas por tierra y utilizando los centros de Dubái y Accra, respectivamente. Así también se redujeron los costos de transporte.
El Sistema Público de Distribución Selectiva de la India es el programa de distribución de alimentos más grande del mundo y atiende a más de 800 millones de personas que hacen la compra en 500.000 tiendas que “de precios justos”. El WFP estableció rutas más eficientes entre los almacenes de cereal y los puntos de distribución, con lo que las administraciones estatales ahorraron 15 millones de dólares en costos de transporte.
Una soleada mañana en la provincia de Kivu del Norte, en el noreste de la República Democrática del Congo. Un pequeño avión Dash 8 blanco del UNHAS ha aterrizado, levantando una polvareda, en la tosca pista del diminuto aeródromo de Beni. Su objetivo: llevar esperanza a esa región devastada por el conflicto.
No es un vuelo normal y corriente: transporta asistencia para salvar vidas, un tipo de ayuda que se ha convertido en sinónimo del UNHAS, gestionado por el WFP desde su creación, hace 20 años.
Para el pasajero Kalongo Rwabikanga no hay ninguna otra posibilidad. “Sin estos vuelos no tendríamos la misma capacidad para mejorar la situación en unos lugares a los que tan difícil es llegar”, nos explica Rwabikanga, coordinador del grupo Action Entraide, una ONG congolesa que trabaja en la promoción de la salud y la higiene, la prevención de la violencia de género y el fomento de la paz en la vecina provincia de Ituri.
Las comidas escolares son uno de los instrumentos más importantes con que cuenta el WFP para atajar las causas profundas de la inseguridad alimentaria, porque responde a las necesidades alimentarias y nutricionales inmediatas de los niños y al mismo tiempo construye el potencial futuro de los países para escapar de las garras de la pobreza.
La Coalición para las Comidas Escolares se aleja del modelo tradicional “donante beneficiario” y se basa en la movilización de compromiso político y recursos para mejorar los programas nacionales en todo el mundo. La coalición, a la que el WFP presta servicios de secretaría, estaba formada a finales de año por 106 Gobiernos, 6 organismos regionales y 138 asociados.
Su impacto es indudable: en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del G20 celebrada en Río de Janeiro (Brasil), 14 Gobiernos y 11 asociados se comprometieron a duplicar el número de niños a los que se proporcionan comidas escolares en países de ingreso bajo y medio-bajo para prestar asistencia a 150 millones más de escolares en 2030.
Kenya puso en marcha, para ampliar su programa nacional a través de la Coalición para las Comidas Escolares, unos planes cuyo objetivo era lograr la cobertura universal antes de 2030. En Benin, con el apoyo del WFP, se completó la transferencia del Programa Nacional Integrado de Alimentación Escolar al Gobierno.
de 78 países recibieron durante 2024 comidas escolares a través de Gobiernos o asociados con el apoyo técnico del WFP
recibieron comidas escolares, raciones para llevar a casa y transferencias de base monetaria en 61 países
El WFP siguió desatando el enorme potencial de la tecnología y la innovación para prestar asistencia de manera rápida y eficiente —especialmente durante las emergencias—y trató de sacar todo el partido posible a cada dólar.
En Ucrania, entre 2022 y 2024, más de 4,8 millones de familias se incorporaron a la plataforma Building Blocks del WFP, el sistema basado en cadenas de bloques más grande del sector humanitario. Con ello se ahorraron más de 200 millones de dólares que se destinaron a prestar asistencia a un número mayor de personas.
También ahorramos 3 millones de dólares gracias a instrumentos de planificación como SCOUT, que utiliza la inteligencia artificial para planear la compra y entrega de alimentos en todo el mundo. Se prevé que con SCOUT el WFP ahorrará más de 50 millones de dólares en los próximos años.
En agosto pusimos en marcha una herramienta digital de gestión de datos , en Sudán del Sur, que en diciembre cubría 80 puestos de salud y a 15.000 personas. Se prevé que a lo largo de cinco años esa plataforma permita ahorrar 1,5 millones de dólares en 1.000 puntos de nutrición gracias al abandono del registro manual de datos.
School Connect, aplicación que permite hacer el seguimiento e informar de la distribución de comidas escolares prácticamente en tiempo real, entró en funcionamiento en más de 10.000 escuelas de 20 países. En Haití redujo el tiempo que tarda el WFP en responder a cualquier anomalía en la distribución de comidas escolares a más de 200.000 niños.
El acercamiento instintivo del WFP a las asociaciones para abordar el hambre y fomentar la resiliencia se hizo obvio en toda nuestra labor en 2024: nos aliamos con nuevos asociados y reforzamos las colaboraciones con organismos de las Naciones Unidas, ONG, empresas, fundaciones y donantes particulares.
Las ONG son el puente que acerca al WFP a las personas a las que atiende: su profundo conocimiento y comprensión de las comunidades nos ayudan a empoderar a las personas con un apoyo más inclusivo y más acorde con sus necesidades. El Programa trabajó con 927 ONG, de las que el 85 % eran organizaciones nacionales. A esas ONG se les asignaron 707 millones de dólares para que los invirtieran en servicios de orientación, distribución y seguimiento de la ayuda, entre otros. El 62 % de la ayuda del WFP se canaliza a través de ONG.
El sector privado también es una muestra perfecta de cómo trabaja el WFP con sus asociados para lograr un impacto mayor. Cabe citar la nueva asociación con la Fundación CMA CGM, empresa francesa de logística que suministró al WFP contenedores para transportar alimentos y otros artículos de asistencia a Kenya, Mauritania, Somalia, el Sudán y el Togo, además de respaldar las operaciones de emergencia en el Líbano.
Ramata Ouedraogo nunca se pierde una campaña agrícola, porque ese trabajo es la principal fuente de alimentos para los 16 miembros de su familia. Además, en la región Norte, implacablemente seca y calurosa, donde ella vive, solo se puede cultivar la tierra durante tres o cuatro meses al año.
“Aquí, lo que más nos preocupa es conseguir suficiente comida para los niños”, dice Ouedraogo, de 47 años, que forma parte de una organización agrícola de mujeres apoyada por el WFP en el poblado de Reka.
“Cuando tenemos suficiente para comer gracias a lo que cosechamos, podemos destinar el resto de nuestras ganancias a satisfacer otras necesidades”.
El WFP recibió 9.800 millones de dólares en 2024 de 115 fuentes de financiación, como Gobiernos, instituciones financieras internacionales, el sector privado y fondos de las Naciones Unidas. Más de 1.000 millones se recibieron en forma de financiación flexible y fueron esenciales para planificar y ejecutar nuestras operaciones. Aunque es la segunda más elevada jamás alcanzada, esa cifra tan solo cubrió el 54 % de unas crecientes necesidades operacionales, que llegaron a 18.200 millones de dólares. Esto obligó a adoptar soluciones de compromiso drásticas, como reducir las raciones de alimentos y redimensionar algunos programas en operaciones clave.
Los totales incluyen los ingresos en concepto de prestación de servicios bajo demanda, así como otras fuentes de ingresos, además de las contribuciones.
Una vez más el sector privado fue decisivo: los 336 millones de dólares en donaciones lo convirtieron en el quinto mayor donante del WFP en 2024. De las contribuciones del sector privado, 37 millones de dólares (el 11 %) fueron en forma de financiación flexible —es decir, recursos que no se asignan a ninguna actividad, país u operación concreta— y 157 millones de dólares se destinaron a intervenciones de emergencia. Esto pone de relieve el papel fundamental de los asociados del sector privado para hacer posibles las operaciones para salvar vidas y la creciente importancia de sus contribuciones para la misión del WFP.
En 2024, el WFP y la Fundación Novo Nordisk ampliaron su asociación para reforzar las comidas escolares y la ayuda a los pequeños agricultores en África Oriental, y la Fundación hizo su mayor donación hasta la fecha: 30,5 millones de dólares.
Con ello se sentaron las bases para una histórica asociación público-privada que nació en 2025 y a la que se incorporaron la Fundación Grundfos y el Gobierno danés para convertir esta iniciativa en un programa dotado con 40 millones de dólares para Kenya, Rwanda y Uganda. Además, una donación de la Fundación en 2024 permitió al WFP prestar asistencia alimentaria vital a 500.000 personas en el Sudán.
La asociación del WFP con la Fundación MasterCard —130 millones de dólares y cinco años de duración— entró en su tercer año prestando ayuda a jóvenes agricultores en ocho países africanos con actividades de fortalecimiento de las capacidades, acceso a los mercados y financiación, y desarrollo de competencias. En 2024, esta asociación había prestado asistencia a 380.0000 personas.
Una vez más la financiación flexible resultó fundamental, porque nos permitió actuar rápidamente en emergencias y garantizar que la asistencia esencial llegase a las personas que más la necesitaban. El WFP recibió la generosa cantidad de 1.100 millones de dólares en financiación flexible de 37 Gobiernos donantes y el sector privado, monto que incluye 196 millones de dólares desembolsados a través de la Cuenta de Respuesta Inmediata (CRI). Es preocupante la disminución de esta forma de financiación, pero el WFP confía en aumentar la financiación flexible y plurianual, porque su contribución a la planificación y la intervención rápida es inigualable.
La ampliación inmediata de las operaciones del WFP en respuesta al conflicto en el Líbano incluyó una suma excepcional de 24 millones de dólares de la CRI, que hizo posible suministrar comidas calientes a 100.000 personas desplazadas.
Cuando en noviembre las lluvias torrenciales y las inundaciones azotaron el extremo norte de Colombia y afectaron a decenas de miles de personas, gracias a la financiación flexible pudimos llegar rápidamente a las zonas aisladas más afectadas. En total, 22.000 personas recibieron canastas de alimentos para afrontar la crisis en la fase inicial.
En el Afganistán, la financiación flexible nos permitió comprar y preposicionar más de una quinta parte de las 60.000 toneladas de trigo suministradas a 1,5 millones de afganos antes de que la nieve y el hielo del invierno les impidieran recibir asistencia.
El WFP está decidido a acceder a todas las fuentes de financiación posibles para cumplir su misión, y en 2024 nos mantuvimos rigurosamente en esta misma línea.
El WFP firmó 108 acuerdos con instituciones financieras internacionales y países en los que trabaja por un total de 947 millones de dólares para apoyar las prioridades humanitarias y de desarrollo de los Gobiernos.
Los canjes de deuda son otra solución innovadora y práctica que puede desbloquear la inversión en los programas. En las reuniones de los ministros de desarrollo del G7, el WFP propuso canjes de deuda para financiar programas de desarrollo sostenible y fomento de la resiliencia, propuesta que se incluyó en el comunicado final.
No hay indicios de que los inmensos retos con que se enfrenta el mundo vayan a remitir en 2025. Los acontecimientos se suceden con rapidez, lo cual significa que el WFP tiene que mantener su agilidad y capacidad de innovación para adaptarse a las circunstancias.
La gran ventaja del WFP es la claridad de su misión: ayudar a tantas personas aquejadas por el hambre como sea posible y apoyarlas para que construyan un futuro mejor. De ello se encargan los hombres y mujeres de nuestros equipos quienes, entregados de lleno a su labor, permanecen sobre el terreno y cumplen su cometido en los entornos más difíciles.
El WFP sigue impulsando la innovación y tratando por todos los medios de hacer economías aumentando la eficiencia, aprovechar las opciones de financiación viables y sacar partido de sus ventajas, con el fin de aprovechar al máximo los recursos facilitados por los donantes que nos los confían.
Trabajando en perfecta sintonía con sus asociados, el Programa sigue prestando apoyo a los países para que se liberen del yugo del hambre y forjen un futuro en el que la necesidad de apoyo humanitario sea cosa del pasado.