En el año en el que el WFP cumplía su 60.º aniversario, nuestra misión de erradicar el hambre nunca había sido tan urgente ni tan difícil. En 2023 más de 300 millones de personas padecieron hambre aguda debido a conflictos nuevos y prolongados, a la crisis climática mundial, a las secuelas económicas de la pandemia de COVID-19 y a la inflación de los precios de los alimentos y la energía. En total, 47,3 millones de niñas, niños, mujeres y hombres se vieron afectados por la inanición, sin recibir asistencia para salvar vidas.
La financiación humanitaria global no dio abasto para atender esas necesidades extremas. Al mismo tiempo, el WFP se enfrentó a importantes restricciones para llegar a las personas necesitadas y a un aumento de los costos de la prestación de asistencia a las comunidades más vulnerables.
Pese a todo, nuestros dedicados equipos y asociados lograron acudir en ayuda de 152 millones de personas. Respondimos a nuevas emergencias complejas, como las que se produjeron en Gaza y el Sudán en 2023, prosiguiendo al mismo tiempo la labor que realizamos desde hace muchos años en el ámbito de numerosas crisis prolongadas.
Esto fue posible gracias al generoso apoyo de nuestros donantes y de instituciones financieras internacionales, fundaciones privadas y particulares.
A veces, la labor vital del WFP se cobra un doloroso precio en vidas humanas. En 2023 ese precio fue especialmente alto, ya que tuvimos que lamentar la pérdida de seis empleados del WFP que murieron trágicamente mientras dedicaban su vida a salvar a otras personas. Osman Ali, Dieudonne Dradri, Yousif Elzein, Levent Kucukaslan, Moayad Saeed Hameidi Naser y Marso Mohammed Siddig fueron auténticos altruistas a quienes nunca olvidaremos.
El WFP puede ofrecer soluciones para detener el avance del hambre, siempre y cuando reciba los fondos necesarios para ponerlas en práctica. Por ello, seguiremos trabajando sin descanso para reunir los recursos que se precisan y nos armaremos de la determinación necesaria para erradicar el hambre de la escena mundial y alimentar la esperanza de millones de personas en un futuro más seguro y estable.
Cindy H. McCain
En 2023, el WFP recibió 8.300 millones de dólares, lo que, frente a unas necesidades de 22.800 millones de dólares, supuso un déficit sin precedentes de más del 60 %. Los donantes, cuyo apoyo constante hace posible nuestra labor de salvar vidas y cambiar la vida de las personas, destinaron expresamente la gran mayoría de sus donaciones a países específicos.
Las contribuciones flexibles y previsibles —sumadas a la financiación plurianual— permitieron al WFP prestar sin demora asistencia estratégica para salvar vidas e invertir al mismo tiempo en medidas anticipatorias y actividades de larga duración con las que reducir las necesidades a lo largo del tiempo. En 2023, el WFP recibió 1.180 millones de dólares en financiación flexible de 37 donantes gubernamentales y del sector privado, y 904 millones de dólares en forma de financiación plurianual.
Los fondos flexibles y no asignados a fines específicos permitieron al WFP adaptar su labor a contextos diferentes y en evolución. Por ejemplo, empleando fondos flexibles para comprar productos por adelantado, el Programa pudo enviar alimentos listos para el consumo a las personas afectadas por la destrucción de la presa de Kajovka, en Ucrania, a las pocas horas de que ocurriera el desastre.
En total, 37 Gobiernos eligieron al WFP para implementar los acuerdos financieros, por valor de 577 millones de dólares, suscritos, en apoyo de sus prioridades humanitarias y de desarrollo. La mayor parte de estos fondos había sido asignada por instituciones financieras internacionales a los Gobiernos anfitriones interesados. Globalmente, los fondos proporcionados al WFP por instituciones financieras internacionales en 2023 ascendieron a 635 millones de dólares.
RECIBIDOS EN 2023
UN DÉFICIT QUE ES UN MÁXIMO HISTÓRICO
DONANTES GUBERNAMENTALES
OBTENIDOS DEL SECTOR PRIVADO
MOVILIZADOS PARA LA CUENTA DE RESPUESTA INMEDIATA
ASIGNADOS A LA INTERVENCIÓN EN EL ESTADO DE PALESTINA CON CARGO A LA CUENTA DE RESPUESTA INMEDIATA
El WFP movilizó 272 millones de dólares del sector privado —fundaciones privadas, organizaciones benéficas, ONG, fundaciones empresariales y donantes particulares, incluidos los que hicieron contribuciones filantrópicas—, superando la meta anual, que se había establecido en 250 millones de dólares.
En 2023, el WFP movilizó 394 millones de dólares para la Cuenta de Respuesta Inmediata, que es nuestra reserva para la asignación instantánea de fondos flexibles a actividades esenciales destinadas a salvar vidas cuando no hay ninguna fuente de financiación alternativa inmediata.
A la intervención de emergencia ante el conflicto en el Estado de Palestina se asignaron 122 millones de dólares, mientras que en respuesta al terremoto devastador ocurrido en la República Árabe Siria y Türkiye se desbloquearon 50 millones de dólares. Esta suma permitió, entre otras cosas, suministrar comidas calientes y raciones de emergencia listas para el consumo a 590.000 personas.
La capacidad del WFP para responder a las necesidades alimentarias y nutricionales urgentes de la población se vio afectada por graves déficits de financiación, además de por el aumento de los precios y las dificultades de acceso. Así pues, en muchos casos el WFP se vio obligado a reducir el tamaño de las raciones y a recalcular tanto el número de personas a las que podía prestar asistencia como el número de días durante los cuales estaba en condiciones de hacerlo.
En el Sudán, por ejemplo, el efecto combinado de una menor financiación y el fuerte aumento del número de personas que requerían servicios de nutrición hizo que el WFP solo pudiera suministrar alimentación complementaria al 9 % de los niños y las mujeres necesitados.
En el Yemen, la suspensión de las actividades del WFP en la esfera de la prevención de la malnutrición durante varios meses perjudicó a más de 2 millones de niños y de mujeres embarazadas y lactantes. En agosto, la asistencia se había restringido a solo 15 distritos, en comparación con el plan original, consistente en ayudar a 207 distritos.
El WFP siguió concentrado en reducir la inseguridad alimentaria y la malnutrición ante el aumento de las necesidades humanitarias y la disminución de los recursos. Junto con sus asociados, consiguió atender su compromiso de fomentar la resiliencia de las personas y ofrecer soluciones duraderas contra el hambre.
El Programa prestó asistencia a más de 152 millones de personas: poblaciones vulnerables que sufrían un nivel de inseguridad alimentaria de emergencia (fase 4) o de catástrofe/hambruna (fase 5), según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, y refugiados, migrantes y desplazados internos. Casi el 53 % de quienes recibieron asistencia fueron mujeres y niñas, y el 47 %, hombres y niños. Más de la mitad de las personas a quienes el WFP prestó asistencia se encontraban en zonas afectadas por conflictos.
PERSONAS QUE RECIBIERON ASISTENCIA EN 2023
MUJERES (43,4 MILLONES, NIÑAS)
HOMBRES (42,7 MILLONES, NIÑOS)
En 2023, fueron 58 en total los países que estuvieron en mejores condiciones de hacer frente a las situaciones de emergencia, gracias a la mayor contribución del WFP a los sistemas nacionales de preparación y respuesta ante emergencias.
En 2023, el Programa intervino ante 47 emergencias repentinas producidas en 32 países, incluidas las del Estado de Palestina y el Sudán. En la mayoría de los casos, intervino en el plazo de un día entregando comidas calientes, otros alimentos o transferencias de base monetaria.
En Burkina Faso, Malí, el Estado de Palestina, Somalia y Sudán del Sur, 706.000 personas se enfrentaron a unos niveles de hambre de catástrofe o hambruna (fase 5 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fase), debido principalmente al conflicto. De ellas, 577.000 se encontraban en Gaza (donde la violencia experimentó una escalada brutal), 43.000 en Sudán del Sur (donde los fenómenos climáticos extremos, las perturbaciones económicas y el conflicto se cobraron un alto precio) y 40.000 en Somalia (donde la causa principal del hambre fueron los fenómenos meteorológicos extremos).
Se prestó asistencia de emergencia a 103 millones de personas, entre ellas 19 millones de mujeres y niños a quienes se atendió por medio de programas de prevención y tratamiento de la malnutrición en el marco de 15 operaciones de emergencia.
EMERGENCIAS REPENTINAS A RAÍZ DE LAS CUALES EL WFP INTERVINO
DE PERSONAS RECIBIERON ASISTENCIA DE EMERGENCIA DEL PMA
Las transferencias de recursos no condicionadas — principalmente asistencia alimentaria y de base monetaria, pero también en forma de fortalecimiento de las capacidades — representaron la mayor esfera programática del WFP en 2023. De ellas se beneficiaron casi 107 millones de personas, es decir, el 70 % de quienes recibieron asistencia.
A pesar de las dificultades operacionales y de las restricciones de las cadenas de suministro —debidas en gran parte a desastres y conflictos—, el WFP distribuyó casi 3,1 millones de toneladas de alimentos. Además, entregó 2.900 millones de dólares, mediante transferencias de base monetaria y cupones para productos (canjeables por artículos específicos), a 51,6 millones de personas en 76 países.
En Egipto, cuando ayudaba a los refugiados que huían de la violencia en el Sudán, el WFP escuchó la voz de las comunidades y sustituyó la canasta de alimentos de 25 kilogramos por comidas listas para el consumo, que resultan más fáciles de transportar y consumir para las personas que se ven obligadas a desplazarse. También introdujo transferencias de base monetaria, después de que las personas dijeran que preferían comprar sus propios alimentos y otros suministros durante el viaje.
El objetivo principal del WFP es llegar a las personas que corren mayor riesgo de sufrir malnutrición y que tienen una dieta inadecuada. En 2023 prestó asistencia a 27 millones de mujeres y niños mediante servicios destinados a prevenir y tratar la malnutrición durante los primeros 1.000 días de vida.
Sin embargo, la mayoría de las raciones de alimentos distribuidas a todos los grupos destinatarios en 57 países no eran suficientes para proporcionar una nutrición adecuada. Un importante factor que lo explica es la falta de financiación.
Se llevó a cabo un amplio examen para mejorar la idoneidad nutricional de los alimentos suministrados por el Programa. A raíz del examen se están introduciendo mejoras en la planificación, la selección de los beneficiarios y la adaptación a la financiación reducida. Un mejor seguimiento implica poder atenuar las consecuencias del recorte de las raciones. El WFP también promueve la fortificación de alimentos a escala nacional y el aumento de las compras locales y regionales en las que se tienen en cuenta consideraciones nutricionales.
En el Pakistán, por ejemplo, más del 83 % de la harina producida comercialmente se fortificó en dos distritos piloto de Islamabad y Rawalpindi con el apoyo del WFP. Más de 3 millones de personas consumen este producto en todo el país.
Con el apoyo técnico del WFP, 107 millones de niños en 77 países recibieron comidas escolares en el marco de programas ejecutados por Gobiernos o asociados. Al mismo tiempo, el WFP proporcionó directamente comidas escolares nutritivas, raciones para llevar a casa o meriendas a 21,4 millones de escolares en 61 países. Se aumentó la proporción de las compras de alimentos efectuadas a nivel local para las comidas escolares, incrementando así el apoyo a los medios de vida y los mercados locales del 42 % al 57 % en términos interanuales.
También con el apoyo del WFP, 65 países asumieron nuevos compromisos, o fortalecieron los que ya habían asumido, en favor de los programas en las escuelas en el marco de sus políticas nacionales, avanzando así hacia la autosuficiencia y la sostenibilidad. Por ejemplo, en 2023 se completó el traspaso del programa de comidas escolares del WFP al Gobierno de Armenia.
Gracias a los programas de comidas escolares se registraron mejoras en las tasas de matrícula, asistencia y retención escolares y en el rendimiento académico de los niños, y se redujeron las tasas de abandono escolar. También se registraron beneficios en el estado nutricional de los beneficiarios de la asistencia en el Nepal, Malawi, Benin, Haití y Bhután.
El WFP prestó asistencia a 9 millones de personas que participaron en actividades de creación de activos en las comunidades y los hogares y actividades de capacitación para la adquisición de competencias. Ello incluyó la rehabilitación de 377.000 hectáreas de tierra, la plantación de 4.200 hectáreas de bosque y la reparación o construcción de más de 7.200 kilómetros de carreteras y senderos. En el marco de su asistencia, el WFP entregó alimentos, efectivo o cupones para productos con el fin de atender las necesidades alimentarias inmediatas de la población.
Más del 69 % de los hogares que participaron en las actividades indicó que sus medios de vida habían mejorado, mientras que el 57 % de quienes recibieron capacitación profesional encontró un empleo.
En el Afganistán, 785.000 personas recibieron apoyo del WFP para construir y rehabilitar, entre otros activos, estructuras de protección contra las inundaciones y canales de riego, además de trabajar en actividades para mejorar la gestión de las cuencas hidrográficas. Gracias a ello, el número de hogares en los que el consumo de alimentos era insuficiente se redujo en un 18 % y el número de hogares con un consumo de alimentos aceptable se duplicó.
Ayudar a los pequeños agricultores a aumentar sus ingresos y mejorar sus medios de vida es una de las claves para erradicar el hambre, dado que son ellos quienes producen la mayor parte de los alimentos del mundo.
Empleando uno de sus enfoques, el WFP y sus asociados impartieron capacitación a los agricultores en múltiples temas, como mejores prácticas agronómicas, gestión posterior a la cosecha, comercialización, competencias empresariales, finanzas y seguros. Se proporcionaron más de 470.000 artículos de equipamiento agrícola o de poscosecha a pequeñas agricultoras y agricultores de todo el mundo, y se ayudó a otros agricultores a construir más de 7.500 instalaciones de gestión poscosecha.
Las ventas de alimentos de los grupos de pequeños agricultores apoyados por el WFP se situaron en casi 96.000 toneladas, valoradas en 72 millones de dólares. El WFP compró en los mercados locales y regionales el 60 % de los alimentos empleados en sus operaciones, por un valor de 1.100 millones de dólares. De esa cantidad, 90.000 toneladas, valoradas en 56 millones de dólares, procedieron de pequeños agricultores de 24 países, lo que dio un gran impulso a sus medios de vida e inyectó efectivo en las economías locales.
La crisis climática, que destruye la tierra y los cultivos, mata el ganado, agota las pesquerías y corta el acceso a los mercados, es uno de los principales factores impulsores del hambre. El WFP trabaja con asociados para ayudar a las personas a prepararse, responder y recuperarse. En 2023 se dedicó a mitigar los efectos de las perturbaciones climáticas en los sistemas alimentarios, utilizando para ello tecnologías de predicción y sistemas de alerta temprana. En total, 9,2 millones de personas recibieron apoyo a través de seguros y transferencias de base monetaria, que les permitieron mitigar los efectos de las perturbaciones.
En 13 países se adoptó un enfoque de “acción anticipatoria”, que también se puso a prueba en otros cinco, por lo general combinando los sistemas de alerta temprana con las transferencias de base monetaria. Se liberaron en total más de 20 millones de dólares para mitigar los efectos que los fenómenos meteorológicos extremos pronosticados podían tener en casi 581.000 personas. Distribuyendo efectivo se puede ayudar a las personas a amortiguar los efectos de los desastres —incluidas las cosechas fallidas— al proporcionarles medios para comprar alimentos y otros suministros vitales, tomar medidas preventivas —como trasladar a las personas, los bienes y el ganado a zonas más seguras— e invertir en nuevo equipo agrícola o ganado.
En Somalia, las medidas anticipatorias tomadas antes de que se produjeran las inundaciones anunciadas en siete distritos consistieron en realizar transferencias de efectivo en beneficio de unas 200.000 personas para que pudieran satisfacer sus necesidades alimentarias y otras necesidades básicas. El 59 % de esas transferencias se destinó a mujeres, de modo que pudieran participar en mayor medida en la toma de decisiones a nivel de los hogares. En Haití se enviaron mensajes de alerta temprana a más de 500.000 personas y se distribuyó efectivo a unas 18.500 antes de las fuertes lluvias pronosticadas, gracias a lo cual se salvaron vidas y medios de subsistencia.
"Quería percibir ingresos por mi cuenta y no depender en exclusiva de mi marido y de la explotación familiar", dice Thom Ker, quien cuida una por una las hileras de suculentas lechugas en el espacioso invernadero que tiene en la provincia de Siem Reap, en el norte de Camboya.
Sus hortalizas están destinadas a los alumnos de la escuela de primaria Bos Thom, quienes forman parte de los 300.000 niños que disfrutan de comidas calientes a diario gracias a un programa de comidas escolares dirigido por el WFP y el Gobierno de Camboya.
Thom también actúa como intermediaria entre las escuelas y los productores. Dos años después de haber comenzado este trabajo, los ingresos adicionales la ayudan a costear desde el combustible del tractor hasta las clases de inglés de su hija mayor.
Van Samun, la directora de la escuela Bos Thom, dice que consumiendo comidas nutritivas se puede reducir el riesgo de contraer enfermedades y que, al mismo tiempo, la escuela ha comprobado un aumento en el número de niños matriculados y una reducción de los casos de abandono escolar. Son muchos los alumnos que siguen estudiando y llegan a la educación superior.
El WFP está ayudando a crear unas condiciones propicias para que el Gobierno, a la larga, pueda asumir el pleno control del programa. Una de las condiciones es que el 70 % de los alimentos utilizados se produzca localmente, lo que contribuirá a crear puestos de trabajo, a reducir la pobreza y, a su vez, a desincentivar la migración.
Dado que en Camboya casi un tercera parte de los niños menores de 5 años sufre retraso del crecimiento —o baja estatura para la edad— y que la desnutrición cuesta a este país de Asia Sudoriental cerca del 1,7 % de su PIB anual, las comidas escolares pueden cambiar realmente la situación.
Cada día, durante tres años, Yar Mayom Arok soñaba con regresar a su hogar en Jalle, una pequeña población de Sudán del Sur situada al borde del Sudd, el humedal más extenso de África.
El deseo de Yar se ha hecho realidad gracias a un proyecto llevado a cabo por el WFP para reparar un dique que es crucial para la protección contra las inundaciones. Desde que regresó a casa, ha emprendido un negocio de venta de té y espera ganar lo suficiente como para reabrir su antigua tienda de alimentos y comprar nuevo ganado.
"Soy mucho más feliz en Jalle; hay pescado abundante para comer y, físicamente, mi piel está suave y he vuelto a ganar peso”, dice.
La familia de Yar escapó cuando, tres años antes, la crecida del cercano río Nilo traspasó un dique y engulló su pueblo. Ella se encuentra entre los millones de personas a las que el WFP ayuda con alimentos y asistencia monetaria. Además, en Sudán del Sur - país que se encuentra en primera línea de una emergencia climática que agrava los grandes problemas causados por el conflicto, la pobreza y el aumento de los precios de los alimentos y la energía— se respaldan proyectos de fomento de la resiliencia y apoyo a las infraestructuras.
Otra persona que se beneficia del proyecto del dique es Elizabeth Acham Maketh, quien se encuentra entre los 2.000 trabajadores ocasionales que el WFP emplea para efectuar las reparaciones.
"Nuestra comunidad lo pasó muy mal en la inundación, y todos tenemos la responsabilidad de mejorar nuestra vida", . “Usaré el dinero que he ganado para pagar la comida y las cuotas escolares de mis hijos, y para comprar más ganado con el que sustituir al que perdí en la inundación.”
"Antes me quedaba en casa, aunque fuera peligroso, porque no quería perder mis pertenencias ni mi comida"”, dice Olga Lima hablando de cómo la temporada de huracanes del Atlántico ha afectado a su municipio de Castañuelas, en el norte de la República Dominicana.
"Pero hoy puedo salir de casa e ir a un refugio de emergencia con más tranquilidad, sabiendo que mi familia tendrá algo que llevarse a la boca".
Un plan respaldado por el WFP que utiliza pronósticos meteorológicos para activar la adopción de medidas anticipatorias —como la distribución de efectivo— ha reforzado la resiliencia de personas como Olga antes de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos. Ella puede usar el dinero para comprar suministros de emergencia, alimentos y medicamentos. Este apoyo puede tener un valor incalculable en un país propenso a sufrir perturbaciones climáticas, como el huracán Fiona en 2022.
En el marco de la intervención de emergencia nacional, el WFP y el Gobierno están llevando a cabo proyectos piloto en otras comunidades, como, por ejemplo, distribución de cupones canjeables por alimentos, artículos para el hogar y herramientas.
En el conjunto de la región, trabajamos con asociados en la elaboración de planes de respuesta temprana para más de media docena de otros países de América Latina y el Caribe, entre ellos Colombia, el Perú y Haití.
El WFP ha procurado en todo momento garantizar el bienestar y la dignidad de las personas a las que presta asistencia. Por ejemplo, los beneficiarios de Kenya dijeron que se podía acceder fácilmente a las transferencias monetarias y que valoraban positivamente el hecho de poder utilizarlas en función de sus necesidades. La mayoría de las reclamaciones se resolvieron satisfactoriamente, y el WFP utilizó la información recibida como base para introducir cambios o ajustes en sus actividades.
A raíz de un estudio del WFP sobre la desigualdad de acceso a la asistencia y los obstáculos que impiden por motivos de género el acceso humanitario, se formularon varias recomendaciones relacionadas, por ejemplo, con el uso eficaz de los datos, la garantía de participación de las mujeres en todas las etapas del ciclo de los programas, la inversión en asociaciones y el diseño de programas integrados. La colaboración del WFP con los otros organismos que tienen su sede en Roma (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola [FIDA]) incluye un programa sobre el empoderamiento económico de la mujer rural —realizado también en colaboración con ONU-Mujeres— dirigido a países de África, Asia y el Pacífico y cuya atención se centra en el acceso a la tierra, el crédito y la tecnología.
Para favorecer la diversificación de la dieta, proporcionamos una combinación de alimentos fortificados y productos nutritivos especializados y realizamos en paralelo distintas actividades. Como ejemplo de su labor en esta esfera, en la República Árabe Siria el WFP integró apoyo nutricional en sus programas de asistencia alimentaria general y de comidas escolares. Garantizamos la calidad de las raciones y las comidas escolares en el país mediante el suministro de alimentos fortificados, mientras que los puntos de distribución se utilizaron para el cribado nutricional y la detección precoz de los casos de malnutrición.
El proyecto de cocina ecológica realizado por el WFP en el Chad es un ejemplo de nuestro empeño constante por reducir las repercusiones de nuestros programas en el medioambiente. En los comedores se utilizaron bolsas térmicas de retención de calor que mantenían calientes las comidas escolares hasta 12 horas sin necesidad de usar calor o combustible adicional. El proyecto puede reducir el gasto de energía hasta en un 70 % y la contaminación en interiores en un 60 %. En tres grandes escuelas públicas de El Salvador se están poniendo a prueba cocinas totalmente equipadas que funcionan con energía solar y en las que se servirán comidas del WFP a cientos de estudiantes. En total, el WFP proporcionó soluciones mejoradas de cocina no contaminante a escuelas en 16 países.
En 2023 el WFP trabajó con 877 ONG en 69 países. Más del 80 % eran ONG locales, y casi una tercera parte de las contribuciones del WFP se canalizó a través de grupos nacionales y locales. Esto acentúa el énfasis que el Programa pone en el enfoque de “localización” —dando prioridad a la asociación con organizaciones nacionales y locales y fortaleciendo la sostenibilidad de estas organizaciones a largo plazo, mientras el WFP desempeña en mayor medida una función habilitadora—.
El WFP ayudó a los Gobiernos a crear marcos normativos nacionales para la seguridad alimentaria y la nutrición —como en Bhután, Camboya, Haití y Namibia —, a integrar un enfoque basado en los sistemas alimentarios en la reglamentación nacional en Nepal, y a mejorar la ejecución de los programas nacionales de seguridad alimentaria y nutrición en Filipinas.
ONG ASOCIADAS
DE ELLAS DE ÁMBITO LOCAL
PROPORCIONADOS POR EL WFP A ONG
SE DESTINÓ A ONG LOCALES
DE ARTÍCULOS DE SOCORRO EXPEDIDOS POR LA RED DE DEPÓSITOS DE RESPUESTA HUMANITARIA
PASAJEROS DE LOS SECTORES HUMANITARIO Y PARA EL DESARROLLO Y DEL CUERPO DIPLOMÁTICO TRANSPORTADOS POR EL UNHAS
ASOCIADOS ATENDIDOS A TRAVÉS DE SERVICIOS DEL WFP RELACIONADOS CON LA CADENA DE SUMINISTRO
Aprovechando su presencia a escala mundial y la experiencia en logística acumulada durante decenios, en 2023 el WFP prestó servicios a los Gobiernos y otros asociados en 83 países. Esto incluyó el almacenamiento y el transporte de casi 422.000 toneladas de productos alimenticios y artículos no alimentarios y 12,4 millones de litros de combustible.
El WFP prestó servicios a casi 1.500 asociados a través del Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas (UNHAS), la Red de Depósitos de Respuesta Humanitaria de las Naciones Unidas y el módulo de acción agrupada de logística, —todos gestionados por él—, en especial para el transporte y el almacenamiento de alimentos y otros suministros indispensables para salvar vidas.
El WFP es el organismo principal mundial del módulo de logística, una comunidad de asociados que ayuda a superar las limitaciones para la entrega de asistencia humanitaria. En 2023, el módulo de acción agrupada facilitó el acceso a servicios logísticos comunes, aseguró la coordinación de actividades y la gestión de información o prestó otro tipo de apoyo en el marco de proyectos en 47 países. En Burkina Faso, ayudó a superar los problemas de acceso generados por el conflicto al facilitar la entrega de asistencia humanitaria por vía aérea.
Las nuevas tecnologías y la innovación son fundamentales para impulsar el trabajo del WFP y contribuir a la consecución del objetivo del Hambre Cero. En 2023, las innovaciones del WFP repercutieron en la vida de 60,7 millones de personas, gracias a 74 proyectos realizados en 70 países y territorios.
Entre ellas cabe citar una herramienta de pago digital para transferir efectivo directamente a las cuentas de los beneficiarios en Bangladesh, Nepal, Nigeria y Túnez, aumentando así sus opciones de compra y reduciendo los costos y los riesgos relacionados con los datos. Desde finales de 2021, se han transferido directamente 8 millones de dólares en total a más de 600.000 personas.
La iniciativa Solar 4 Resilience del WFP siguió reforzando la resiliencia de las agricultoras en la India, concediéndoles préstamos a bajo interés para adquirir secadores solares con los que procesar alimentos perecederos que, de otra manera, podrían echarse a perder y desperdiciarse. Esta iniciativa también permite a las mujeres acceder a los mercados para vender los alimentos, y les brinda capacitación en materia de finanzas y garantía de la calidad.
ECONOMÍAS REALIZADAS EN EL MARCO DE 58 INICIATIVAS
La eficiencia es una de las grandes prioridades del WFP: cada dólar ahorrado nos permite acudir en ayuda de un mayor número de personas que padecen hambre proporcionándoles una asistencia alimentaria vital. En 2023 el WFP logró ahorrar más de 256 millones de dólares en el marco de 58 iniciativas.
El Mecanismo de Gestión Global de los Productos es un mecanismo de prefinanciación que permite al WFP liberar fondos para comprar alimentos antes de que se confirmen las contribuciones de los donantes, basándose en la demanda prevista de los distintos países. En 2023 se generaron ahorros por valor de 29,7 millones de dólares, al tiempo que se redujeron los plazos de entrega, se mejoraron las intervenciones de emergencia y se favorecieron las compras de alimentos a nivel local y regional —en especial las compras a los pequeños agricultores—.
El Mapa del hambre en tiempo real (HungerMapLIVE) del WFP facilitó datos en tiempo real en casi 80 países e hizo posible un ahorro de 21,2 millones de dólares. La combinación de los datos de las encuestas con modelos predictivos basados en la inteligencia artificial permitió al WFP, a los Gobiernos nacionales y a la comunidad humanitaria en su conjunto hacer el seguimiento de la seguridad alimentaria en tiempo real y planificar medidas preventivas y tempranas de ahorro de costos.
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